Corría 2001, yo atendía un kiosco en Retiro, vino una
señora con su hijo de unos siete años a comprar:
- Maaaa ¿Me comprás un alfajor?
- No, ahora no tengo plata, después te compro.
- Pero ¡quiero un alfajor! dale! ¿Me comprás un alfajor?
- No nene, no rompas... te dije que no tengo plata.. basta.
- Si, señora. ¿Que le doy?
- Hola, dame tres Le mans suaves largos!