Sintiendo el dolor, transpirando y retorciendome
en la camilla mientras el torno rompía lo profundo
de mi muela, pensaba en los trescientos pesos que
tenia que darle a la secretaria de la doctora antes
de irme y en esos trescientos que le di el mes pasado,
entonces me empezó a doler muy mal el bolsillo.
El mensaje: Niños, cuiden sus dientes o haganse ricos
para tener una prepaga que cubra todo de verdad.
La reflexión: Hoy en día hasta sufrir es carísimo.